Por ejemplo, un año después de su primer encuentro, Cortázar, en una carta desde París, compartió con su amiga que antes de dormir se imaginaba "algo así como una gran playa del tiempo" en la que se instalaría con sus libros y discos sin "obligaciones inmediatas".
"Y volvería a vivir por un momento, como muchas veces viví en mi juventud, saboreando el instante puro, sin que estuviera contaminado, como ahora, por el futuro y sus exigencias. Pero esos son sueños de pequeño burgués como dirían mis compañeros de luchas...", añade el fragmento de la misiva.
"Y volvería a vivir por un momento, como muchas veces viví en mi juventud, saboreando el instante puro, sin que estuviera contaminado, como ahora, por el futuro y sus exigencias. Pero esos son sueños de pequeño burgués como dirían mis compañeros de luchas...", añade el fragmento de la misiva.
"Es triste que vivamos en una época en que se tiene poco tiempo para leer de corrido libros muy extensos (...) Habría que inventar pedazos de tiempo libre para que uno pudiera comprar al mismo tiempo que un libro. El vendedor entregaría el libro y el tiempo necesario para leerlo", escribió en noviembre de 1976 desde Nairobi.