martes, 27 de enero de 2009

Reflexión de un grande de la vida

Ojalá pudiera ser oficialista. Me levanto todos los días diciendo ¿por qué? No me gusta ser opositor, la verdad es que quisiera con todas mis fuerzas ser oficialista.

Hernán "Piter" Navarro, cuyo blog (Falta lo que falta) recomiendo visitar.

lunes, 12 de enero de 2009

La religión y yo (Parte 2)

Aunque deliberadamente exagerada (no acá, sino en la realidad, posta que le dije eso) mi descripción vomitada al mormón tiene algo de cierto. Que se me tilde de positivista, pero creo en el progreso... aunque ni ilimitado ni "en sí mismo" como un valor neutro ni idealista. Creo en la lucha, en la pelea cotidiana, en la palabra como herramienta revolucionaria, en que otro mundo es posible.

Ante ciertas cosas de la vida (pequeñas, seguro) uno no puede evitar que su fe tambalee. Mi única fe está puesta ahí, en esa utopía que seguramente alcanzaremos o que seguramente no alcanzaremos. Pero está, y caminando, seguro que vamos a estar más cerca que estando quietos.

Primera prueba: el aumento de las tarifas de los transportes. Preguntarán cuál es el problema. Exactamente ese: que no parece haber problema. Nadie pasa del "uy, que tragedia", "qué bárbaro, estos chorros", etcétera. Ante esto, dos situaciones. Por un lado, las dirigencias políticas que pretenden representar a los intereses del pueblo (peronista) proletariado (marxista) trabajadores (liberal) laburantes (costumbrista), se cagan olímpicamente en eso y arreglan, como es costumbre, y se cagan en todo. Y con esto apunto tanto a los sindicatos y demás lacras, como incluso a cierto sector de la izquierda argentina que, por un milagro de la naturaleza, tiene alguna que otra representación, y no hace nada con eso. Por otro lado, la población. ¿Qué mierda se necesita para que los trabajadores irrumpan en furia, prendan fuego todo, reaccionen, se despabilen? Porque comprendo perfectamente que con la educación se adiestra a bajar la cabeza y obedecer calladitos, pero con la ligereza de cuerpo con la que se desafía eso para pasar a otro plano (drogas, robos, prostitución: todas cosas prohibidas por el discurso oficial), ¿por qué no se subvierte la norma, la palabra que impone, en favor de la libertad y la palabra que crea y devela?

Segunda prueba: hoy, como algunos sabrán y otros no, me chorearon los anteojos y los auriculares del celular. En lo último me cago bastante, pero lo primero realmente es muy necesario para mi salud... y repercute directamente en mi bolsillo (270 pesos, vio). Cuando una persona le chorea a un laburante, a alguien que gana mil pesos al mes, algo que en cierta forma es su herramienta de laburo, ¿cómo no sentir furia? ¿Cómo luchar contra ese impulso pequebú y de clase media acomodada que te impulsa al grito racista "negro de mierda"? ¿Qué lo hace mejor que yo, y qué me hace mejor que él? Al igual que con el Pando-Gate, ya relatado en otro momento, estas situaciones extremas son doblemente peligrosas porque te rebajan al peor nivel: en el caso de Pando, a su propio nivel (quería matarla) y en mi reciente robo al nivel fascista (quería gritarle negro de mierda, andá a laburar, vago de mierda, y demás estereotipos insultantes). "Esa zona siempre fue jodida, el 80% de los que están ahí son chorros", pretende calmarme mi viejo y agrega: "No mezcles ideología con la realidad". Flawless victory del sentido común, diría el Mortal Kombat.

Estas son las brisas que pretenden apagar la fe, la auténtica fe, la que es auténtica por ser mía. Tal vez compartida o no, pero mía. Eso la hace más verdadera que las impuestas por siniestros organismos e instituciones anquilosadas. Pero supongo que esta brisa trae oxígeno que, como se sabe, es combustible para el fuego. Por eso cito a Camus (gracias Javi por prestarme el libro) que en La Peste (librazo, aún no lo terminé), en un diálogo dice así:

- Pero las victorias de usted serán siempre provisionales, eso es todo.
- Siempre, ya lo sé. Pero eso no es razón para dejar de luchar.
- (...) Me imagino lo que debe ser la peste para usted.
- Sí: una interminable derrota.
(...)
- ¿Quién le ha enseñado todo esto a usted?
La respuesta vino inmediatamente.
- La miseria.

Eso es todo por hoy.

La religión y yo (Parte 1)

Escenario: Dos cuadras de mi casa. Domingo por la tarde, soleado. Veo venir dos figuras en camisa, corbata y pantalón de traje. Muy a mi espanto, ver un cartelito negro con negros blancos me hizo caer en la cuenta de lo que, a esa altura, era evidente. Mormones. Dado que iba hacia mi casa y no tenía forma alguna de esquivarlos, decidí darles un poco de cuerda.

Mormón 1 (con tono brasilero, claro, sino no sirve):- ¿Cuál es para usted el sentido de la vida?
Yo:- El desarrollo y crecimiento espiritual y personal, mediante la realización del colectivo en su totalidad, estableciendo una armonía entre los distintos todos que componen la sociedad, y la consecuente no existencia de necesidades básicas.
Mormón 2:- (Abre los ojos muy grandes, intenta esbozar una sonrisa trucha y asiente en silencio)
Mormón 1: - Aaah. Usted estudia, ¿no es cierto?
Yo:- Sociología y periodismo.
M1:- Aaah. ¿Y cuál es su opinión acerca de dios?
Yo:- Que si existe, existe sólo como causa primera, no creo que tenga inferencia en los asuntos humanos.
M1:- ¿Cuán importante es para usted la existencia de dios?
Yo:- Nada.
M2:- (Asentía en silencio, muy sorprendido)
M1:- (insistente) ¿Y la religión?
Yo:- Ah, de eso... y, mirá. No me parece mal, en la medida en la que cada cuál haga lo que me jor le parezca. Si dios existe o no, en cualquiera sea sus formas, es una búsqueda personal. Por eso estoy en contra de las matanzas que se hicieron en nombre de dios... como en contra de las evangelizaciones, cualquiera sea su forma.
M2:- (Se pone colorado y asiente)
M1:- Aaaah... yo creo que en algún momento usted va a buscar respuestas. Este libro tiene verdades...
Yo:- (interrumpo) Ahí es donde te equivocás, o no me prestaste atención. Si te acabo de decir que la búsqueda de la verdad espiritual y trascendental es personal, ¿de qué libro me estás hablando?
M1:- (rebobinando el casette) Pero en este libro, se transmite la palabra de dios. (Mormón 2 abre el morral y apura un libro) Acá tenemos, en este libro...
Yo (interrumpo otra vez):- No me interesa. Claramente no me escuchaste.
M1:- Está bien. Pero en el momento en el que busque respuestas, sepa que las puertas de los mormones están abiertas.
Yo:- Como otras decenas de puertas.

lunes, 5 de enero de 2009

La última quincena del 2008

Piter dice:
lo que me enteré hasta ahora es que israel se decidio finalmente a terminar con palestina y que resulta que ahora reuteman es el gran candidato para el 2011 y que todos se pelean por él
 
Piter dice:
en tan solo 15 dias!
 
Hernán dice:
te sorprenderías de cuántos escalones puede descender en tan poco tiempo la argentina en el camino hacia la pelotudez más involutiva