(Para Javi R., grandísimo amigo, compañero de reflexiones y aventuras en el cosmos facultativo)
Las maravillas de la percepción. De repente te pega como un mazazo en la cabeza.
Estás caminando por tus calles, tu asfalto, tu vereda, tus pasos, tu viento que mueve tus árboles, tus ojos cerrados palpando tu temperatura de tu aire. El griterío alegre de tus compañeros en tu facultad, en una fiesta que se hace desde abajo y a la izquierda, pero al centro de tu pecho y tu pecho de tus compañeros, encerrados en un par de paredes que se vienen abajo, en tu lugar de estudios, amistades y esparcimiento.
Tomados de la mano (tus mis manos con tus manos de todos) caminando por esas tus calles, defendiendo tus nuestros derechos, acompañando a todos tus compañeros de causas, azares y luchas. Mirando como tu nuestro viento mueve el pelo de tus nuestras compañeras y las hace sonreír y apurar un mate semi lavado para votar que la lucha prosigue, que seguimos dándole pelea a los de arriba y a la derecha, tus nuestro arriba y derecha, tus nuestros eternos perseguidores. Y nos reimos con todos, y puteamos con todos, y agitamos tus nuestras banderas. Tu nuestra identidad nos condensa, y a diferencia de las que nos quieren imponer ellos, sí es positiva, sí se define en sí.
Un tipo de barba dijo que se puede tomar el cielo por asalto. Tal vez el cielo sea el asfalto que se camina en una ciudad que, en primavera, se pone hermosa con los rubores del cambio.