que estuve cuando las banderas se agitaban.
Que salté al unísono con mis compañeros.
Que canté mil y una veces canciones de protesta.
Que pasé noches de frío abrazado a una guitarra, reclinado contra un aula desvencijada.
Que tomé más mates lavados que muchos, cebados con una sonrisa.
Que me desesperé encerrado en una oficina mientras amigos y compañeros resistían embates policiales.
Que levanté el puño de alegría al ganar una lucha de 45 días,
también
me sentí insultado cuando algunos llaman pueblo al enemigo.
Me creí más mortal que nunca al saber que 23 años son muchos.
Me paralizó el miedo no a ellos, sino a los que justifican la hemorragia lamiendo la sangre ajena.
Me derribó la tristeza de las mismas canciones, entonadas desde el saber que éramos uno menos.
Me invadió la furia vengadora en un cinco por uno inútil.
Me recorrió de principio a fin un escalofrío al saber que no les valemos nada.
Sin embargo,
sé que aunque es patético encontrarnos todos juntos llorando un nombre
y que esa sea la causa de la unión efímera
por lo menos mientras dura
la vida es eterna
los puños se alzan
y volveremos a cantar canciones
en las que recordemos a los que un día
intentaron que las cosas cambien.
Hasta ese entonces, ni olvido ni perdón.
3 comentarios:
ni olvido ni perdón, ni bajar los brazos compañero!
" Y sepan q solo muero si ustedes van aflojando, porq el q murio peleando vive en cada compañero" Justicia para Mariano, Nos duele tener que decirte tan temprano Hasta la victoria siempre!
te banco en todas, como siempre.-
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