La libertad tiene forma de voluta de humo exhalada a las 2.37 de la mañana, un jueves, al caminar bajo la lluvia torrencial por la calle Agüero mientras se escucha Milonga del Ángel de Ástor Piazzolla.
viernes, 30 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
El de moño y el de gorra
Como no se me ocurre sólo un comentario, van varios, elijan el que más les guste.
1. El papa nazi, entendiendo mal el concepto de "usar gorrito".
2. El papa nazi se calzó la gorra. Literalmente.
3. De cómo Ratzinger trata de mostrar su bling bling, pero lo hace totalmente mal.
4. ¿Un nuevo intento de acercarse a la juventud?
5. La nota de La Nación que reproduce la foto, dice que se lo vio "muy canchero" con su look. Se ve que su onda es muy mala onda, y que la onda de mi onda les parecerá muy mala onda.
El satánico CEO J.H.
Era la hora 13, del día 13, del mes 13…
(Marge Simpson)
(Marge Simpson)
J.H. se sentía particularmente bien ese día. Al abrir los ojos (7.45 en punto, tal como su despertador marcaba) sabía que finalmente llegaría ese día en el que todos sus planes empezarían a ejecutarse. Mientras se metía en su ducha matinal y escuchaba las noticias en la radio, repasó mentalmente todos los pasos que se llevarían a cabo durante la jornada.
Serán inútiles los reproches. Que conste, que les hemos advertido, se dijo mientras manejaba su BMW último modelo por las pobladas calles neoyorquinas. Aunque su oficina no estaba muy lejos de su casa suburbana, los intolerables 45 minutos atestados de tráfico no le cayeron mal.
Hoy nada podía salir mal.
El ejecutivo ingresó a su oficina y le encargó a su secretaria un café (cortado, con una de azúcar, como siempre). Se sentó en su sillón de cuero, prendió su notebook y prendió uno de sus más finos cigarros importados. Luego de revisar las noticias de la empresa –nada nuevo bajo el sol, las acciones crecían como siempre, los usuarios seguían contabilizándose por cientos de millones, y su competidor más cercano no lograba aún hacerle mella en muchos de los segmentos del mercado-, inició el software de videoconferencias, y se comunicó con su superior directo, S.B. Mientras esperaba su respuesta, cargó ese programa que, simbólicamente, había dado en denominar Red Button.
Jon, lo lamento pero no será hoy. Azorado, J.H. escuchó todas las sandeces que su superior le decía respecto de la fidelidad a los clientes, la imagen pública, y lo que eso significaría en cuanto a la pérdida de clientes, tanto actuales como potenciales. Hay que esperar, todavía no estamos listos. Disimulando su ira, cortó la conversación una vez solucionados temas burocráticos de menor orden.
Cerró la tapa de su notebook y estrelló la taza de café contra la pared, provocando un violento sonido, y apagó lo que quedaba de su cigarro contra los restos de la infusión, pisándolos vehementemente. Todo su plan se había derrumbado.
Un día más, Jon Henerd recibía la negativa: no sería hoy el día en que Hotmail dejase de ser gratuito.
Serán inútiles los reproches. Que conste, que les hemos advertido, se dijo mientras manejaba su BMW último modelo por las pobladas calles neoyorquinas. Aunque su oficina no estaba muy lejos de su casa suburbana, los intolerables 45 minutos atestados de tráfico no le cayeron mal.
Hoy nada podía salir mal.
El ejecutivo ingresó a su oficina y le encargó a su secretaria un café (cortado, con una de azúcar, como siempre). Se sentó en su sillón de cuero, prendió su notebook y prendió uno de sus más finos cigarros importados. Luego de revisar las noticias de la empresa –nada nuevo bajo el sol, las acciones crecían como siempre, los usuarios seguían contabilizándose por cientos de millones, y su competidor más cercano no lograba aún hacerle mella en muchos de los segmentos del mercado-, inició el software de videoconferencias, y se comunicó con su superior directo, S.B. Mientras esperaba su respuesta, cargó ese programa que, simbólicamente, había dado en denominar Red Button.
Jon, lo lamento pero no será hoy. Azorado, J.H. escuchó todas las sandeces que su superior le decía respecto de la fidelidad a los clientes, la imagen pública, y lo que eso significaría en cuanto a la pérdida de clientes, tanto actuales como potenciales. Hay que esperar, todavía no estamos listos. Disimulando su ira, cortó la conversación una vez solucionados temas burocráticos de menor orden.
Cerró la tapa de su notebook y estrelló la taza de café contra la pared, provocando un violento sonido, y apagó lo que quedaba de su cigarro contra los restos de la infusión, pisándolos vehementemente. Todo su plan se había derrumbado.
Un día más, Jon Henerd recibía la negativa: no sería hoy el día en que Hotmail dejase de ser gratuito.
Remember when you were young?
You shone like the sun.
Shine on, you crazy diamond.
Me acuerdo de cuando todavía eras un diamante en bruto, y ahora no pasás de carbón post asado, ese que usan los nenes para pintarse la cara (¿o era corcho quemado? El concepto se entiende). Me acuerdo de cuando tus palabras podían ser inteligentes y sensatas, mientras que ahora balbuceás gemidos incomprensibles. En vez de saliva, lágrimas de cocodrilo permean tu lengua viperina.
Si bien me alegra saber que la heroína de la historia se convirtió en historia antigua, no me gusta ver que la heroína se convirtió en una especie de paco de segunda categoría, aspírelo, intoxíquese, úselo y tirelo. Por otro lado, hay una pequeña parte de mí que irremediablemente, se prende fuego ante los desastres naturales, ante los terremotos de sabe dios qué remoto país en el que te encontrás, tan lejos de mí.
Y tan lejos de vos.
Y tan lejos de los demás.
Nobody knows where you are, how near or how far.
Shine on, you crazy diamond.
lunes, 26 de julio de 2010
Disparen
¿Pasaste la orden al fotógrafo? Todavía me resuena esa pregunta de aquellos meses en mi primer laburo como periodista. Ayer me fui hasta la muestra de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (Argra), donde pude ver en primera persona un par de los momentos más impactantes retratados con una cámara. Preparen, apunten, disparen.
Mientras veía fotos preparadas, otras sacadas con suerte, otras repetidas, unas con cámaras de un millón de megapíxeles, otras no tanto… me preguntaba en qué habrá del otro lado de la cámara. Qué sentiría el fotógrafo en cuestión al llegar a su casa/estudio/redacción, cargar la memoria en la PC (el rollo no va más, gente) y encontrarse con que retrató, por ejemplo, el instante mismo en que a un manifestante en la 31, un oficial lo intenta prender fuego con un soplete. Ni digamos un caso paradigmático, que fueron las fotos de los asesinatos de Maxi Kosteki y Darío Santillán.
Como muchos sabrán, por lo menos en lo que llevo de experiencia casi no salí de la gráfica. Es en fotos como esas, las simbólicas, las relevantes, donde todavía me animo a pensar que hay cosas más poderosas que un arma.
Mientras veía fotos preparadas, otras sacadas con suerte, otras repetidas, unas con cámaras de un millón de megapíxeles, otras no tanto… me preguntaba en qué habrá del otro lado de la cámara. Qué sentiría el fotógrafo en cuestión al llegar a su casa/estudio/redacción, cargar la memoria en la PC (el rollo no va más, gente) y encontrarse con que retrató, por ejemplo, el instante mismo en que a un manifestante en la 31, un oficial lo intenta prender fuego con un soplete. Ni digamos un caso paradigmático, que fueron las fotos de los asesinatos de Maxi Kosteki y Darío Santillán.
Como muchos sabrán, por lo menos en lo que llevo de experiencia casi no salí de la gráfica. Es en fotos como esas, las simbólicas, las relevantes, donde todavía me animo a pensar que hay cosas más poderosas que un arma.
Dame una cámara, un grabador y 3.000 caracteres, y te muestro el mundo.
viernes, 23 de julio de 2010
Pequeñas sorpresas cotidianas
Me encontré con una extraña publicación, al cruzar la zona de Retiro. Madriz, se llama. Primero me pregunté quién tendría el descaro de copiar de una manera tan alevosa el estilo de la Barcelona -revista que compro religiosamente-, con un pretendido tono humorístico político. Por unos instantes, dudé o no si comprarla, y opté por no hacerlo.
Esta mañana gélida, salí del tren en la estación del Mitre, y estaba ahí, abajo de una Barcelona, en uno de los tantos kioscos de revista. Eso fue demasiado para mí. Disculpe, le dije al vendedor. ¿Qué es esa revista? Ni idea, me contesta. Al pedírsela para ojearla, accedió amablemente. El tipo tendría unos cincuenta años, frondoso bigote tupido y anteojos de carey anchos, y ese corte de pelo típico del que fue hippie pero se está quedando pelado: las lanas largas lacias a los costados y una calvicie más que prominente en el centro.
Al abrirla, como buen periodista (¿) lo primero que hice fue ver la editorial y quiénes trabajan ahí. Enorme fue mi sorpresa al encontrar que la propietaria de dicha publicación es Grupo B1, asociación que publica una revista poco menos que siniestra sobre "la verdad completa". Léase, reivindicadores de las botas y los uniformes oliva y negros.
Qué desastre, comenté al aire. Para mi sorpresa, el kiosquero me interrumpió. ¿Es de esa gente? Qué espanto. El dueño del kiosco este las colecciona... en su momento discutía con él de política pero ya me cansé, con milicos no se puede. Después de ese comentario, lógicamente seguimos charlando, y me encontré con un personaje más que interesante. El tipo militó con las Madres (en la época pre delirio de Hebe), repudia totalmente el vuelco filo fascista de dicho personaje. Se sumó conmigo a las críticas al gobierno -por izquierda- y a esa heterogénea categoría que el oficialismo se empeña en nombrar laoposición, como si tal cosa existiese. 15 minutos pasaron, recomendación de libros va, recomendación de libros viene, apretón de manos y al laburo.
Nada como esas alegrías que te da saber que no todo está perdido.
jueves, 22 de julio de 2010
Outside the wall (El regreso)
All alone or in twos
the ones who really love you
walk up and down outside the wall
Some hand in hand
some gathered together in bands
the bleeding hearts and the artists make their stand
And when they've given you their all
some stagger and fall, after all, it's not easy
banging your heart against some mad bugger's wall.
De esta manera cierra The Wall, el disco clásico de mi banda preferida.
De esta manera, grafico el inicio de una nueva etapa. ¿Será este el momento de explotar con todo? Quien te dice. Quizás, mientras miro por mi ventanal en mi nueva oficina, recientemente integrado al staff de una revista copada tras quince meses de proxenetismo involuntario, sea ahora el momento.
Bienvenidos al show.
the ones who really love you
walk up and down outside the wall
Some hand in hand
some gathered together in bands
the bleeding hearts and the artists make their stand
And when they've given you their all
some stagger and fall, after all, it's not easy
banging your heart against some mad bugger's wall.
De esta manera cierra The Wall, el disco clásico de mi banda preferida.
De esta manera, grafico el inicio de una nueva etapa. ¿Será este el momento de explotar con todo? Quien te dice. Quizás, mientras miro por mi ventanal en mi nueva oficina, recientemente integrado al staff de una revista copada tras quince meses de proxenetismo involuntario, sea ahora el momento.
Bienvenidos al show.
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