miércoles, 25 de marzo de 2009

Palabras y balas


(Debo el crédito de la idea principal a Piter, cuyo blog recomiendo fervientemente)



Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información.

R.W.

Un tiro y otro tiro más. Las palabralas resonaban en la habitación, haciendo eco entre las ruinas de su pensamiento, de sus sentimientos. Hacía casi medio año de la muerte de Hilda y su compañero (palabra bella si las hay. Implica la compañía, la elección constante, la reafirmación hecha día y noche) en sus propias manos, para evitar darles el gusto a los que ya lavaban con sangre ajena los pecados de la iglesia. ¿Cómo cruzar la barrera? ¿Cómo nombrar el horror que no tiene nombre? ¿Habría visto el futuro, adivinado o presumido que esto no sería sino el preludio de la más espantosa masacre?
Nada como mirar a la muerte misma a la cara y desafiarla. Seguramente no en forma intencionada o elegida, claro está. Pero en ese cuarto oscuro, mientras los minutos pasaban y la máquina de escribir no encontraba descanso, un hombre quemaba toda su energía dejando tras de sí un legado indestructible de palabras como imagenes como heridas como balas.
Seguramente habrá apoyado sus anteojos en la mesa, habrá intentado dormir. Probablemente no haya sido conciente de que su última obra sería como el último grito de guerra. Es posible que se haya levantado en el insomnio de esa noche, mientras la tinta de su escrito se aferraba al papel como él a la lucha, y haya arrancado la fecha del calendario. 25 de marzo de 1977. Tal vez haya intentado dormir una vez más, y febrilmente haya continuado escribiendo palabras y gritos que jamás leeremos ni escucharemos.
Lo que sí es cierto es que ese día, el último, el más furioso, la primer herida contra el golpe fue atestada. Lástima que los mártires no viven para ver su victoria, su derrota, ni los usos y abusos en su nombre. ¿Lástima, dije?
Descansá. Pero mientras, ayudános a nosotros a mantenernos tan despiertos.

1 comentario:

Piter dijo...

No entiendo el "Debo el crédito de la idea principal a Piter" pero de todas maneras te lo agradezco.

Ojalá podamos tener un poquitín, al menos un gargajo, de los huevos que tenía Walsh y así seríamos más dignos que todos los parlanchines habituales.