jueves, 29 de mayo de 2008
Gracias Julio
"No es culpa tuya no haber podido escribir lo que yo tampoco soy capaz de tocar. Cuando dices por ahí que mi verdadera biografía está en mis discos, yo sé que lo crees de verdad, y además suena muy bien, pero no es así. Y si yo mismo no he sabido tocar como debía, tocar lo que de veras soy... ya ves que no se te pueden pedir milagros, Bruno..."
"Me pareció... pero hay que ser idiota... me pareció que algún día iba a encontrar otra cosa. No estaba satisfecho, pensaba que las cosas buenas (...) eran como trampas para ratones. Trampas para que uno se conforme y diga que todo está bien. (...) Yo tenía mi saxo, y mi sexo, como dice tu libro. Todo lo que hacía falta (...). No puede ser que estemos tan cerca, tan cerca del otro lado de la puerta..."
"Bruno... yo me voy a morir sin haber encontrado... sin..."
"No acepto a tu dios. (...) Y si realmente está del otro lado de la puerta, maldito si me importa. No tiene ningún merito pasar al otro lado porque él te abra la puerta. Desfondarla a patadas, eso sí. Romperla a puñetazos, eyacular contra la puerta, mear un día entero contra la puerta. Aquella vez en Nueva York yo creo que abrí la puerta con mi música, hasta que tuve que parar y entonces el maldito me la cerró en la cara nada más que porque no le voy a rezar nunca, porque le he rezado nunca..."
Julio Cortázar - El perseguidor (Las Armas Secretas, 1959)
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Gracias por decir lo que yo no sabía cómo decir. De todas formas, basta de leerme a mí: escúchenlo al maestro. Con ustedes, Julio Cortázar.
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1 comentario:
Perdón, pero te agrego mi preferida. no lo pude evitar.
"Comprendo que le enfurezca la idea de que vayan a publicar Amorous, porque cualquiera se da cuenta de las fallas, del soplido perfectamente perceptible que acompaña algunos finales de frase y sobre todo la salvaje caída final, esa nota sorda y breve, que me ha parecido un corazón que se rompe, un cuchillo entrando en un pan (y él hablaba del pan hace unos días). Pero en cambio a Johnny se le escaparía lo que para nosotros es terriblemente hermoso, la ansiedad que busca salida en esa improvisación, llena de huidas en todas direcciones, de interrogación, de manoteo desesperado. Johnny no puede comprender (porque lo que para él es fracaso a nosotros nos parece un camino, por lo menos la señal de un camino) que Amorous va a quedar como uno de los momentos más grandes del jazz. El artista que hay en él va a ponerse frenético de rabia cada vez que oiga ese remedo de su deseo, de todo lo que quiso decir mientras luchaba, tambaleándose, escapándosele la saliva de la boca junto con la música, más que nunca solo frente a lo que persigue, a lo que se le huye mientras más lo persigue."
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