martes, 3 de junio de 2008

Ascensión (Parte 1)

Aprovechando el éxito absoluto de mi post anterior (dos posteos para mí superan ampliamente la media), los dejo con la primer parte del cuento aquel que le escribí a la que es aún hoy el amor de mi vida, Sil. Con este cuento me había metido en el festival de cultura joven sub 18 (ja, ¿qué me decís, Clar*n?). Ella me autorizó, así que se los dejo. Son tres partes, espero sinceramente que lo disfruten (tengan en cuenta que tenía 17 años al escribir esto... noten las diferencias entre éste y lo subido ayer).

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Recorro tu cadera con mis labios una vez más, suavemente, para no despertarte. Te dejo durmiendo en mi cama, para que aunque sea por esta noche, cuando duerma, el olor de tu cuerpo quede entre mis sábanas. Me siento en la silla de mi escritorio, y te miro dormir. Miro tu pelo negro como la noche misma, las pecas que le dan esa personalidad a tu rostro, tus ojos celestes como el cielo, que se entreabren mientras estás dormida.
Pienso en mi mismo, y me pregunto qué tendré yo que no te pueda dar otra persona, que te haga sentir especial. Entre todas las pruebas, las materias, el colegio, la locura del viaje de egresados, es hasta milagroso que pueda salir algo tan bueno de todo eso. Cuatro años de conocernos, pienso, y todavía no encuentro como decirte lo que siento. Trato de encontrar la forma, la manera, pero simplemente está mas allá de lo que puedo aspirar.
Y te confieso, ahora que estás dormida, que pensé muchísimo tiempo en una sola palabra u oración que junte todo lo que siento por vos, o aunque sea en una sola canción (mi guitarra duerme en el placard), o un “algo”. Evidentemente a donde yo quiero llegar no voy a poder llegar, por el momento.
Hay momentos en los que pienso por qué quiero pensar esto, que me debería contentar con tenerte dormida en mi cama (que dicho sea de paso, es hasta casi chica para los dos), con tener alguien en quien pensar en las noches, con poder respirar el aire que dejás, pero pareciera que a mi inconsciente eso no lo conforma; es como una necesidad de búsqueda constante.
Es una cualidad o un defecto, depende del punto de vista, eso de buscar algo que posiblemente no vaya a encontrar. Pero me ilusioné desde el momento en que tus ojos brillaron por mi, en que por primera vez te abracé de una forma distinta a la que lo haría cualquiera, y extrañamente conseguí mi cometido, lograr que estés conmigo.
Me tiro contra el respaldo de la silla, y por un instante se me cruzan por la cabeza las pruebas que tenemos, los profesores que no me aprecian del todo (algunos por merito propio, otros no), y pienso si aunque sea por una vez voy a tener la paz suficiente como para acostarme al lado tuyo sintiéndome digno de vos, sin tener ese cachito de culpa de esperar al día anterior para ponerme a estudiar, ni el miedo a que en el último día de clases un profesor me redondee para abajo y termine pasándola mal, ni el temor (infundado, seguramente, el tiempo lo dirá) de que en la facultad las cosas cambien para vos y para mi...
Pero simplemente, por hoy aunque sea, termino la búsqueda (definitivamente estoy desquiciado, hablo solo), y me acuesto al lado tuyo, a respirar de tu piel, y a sentirte mía, por lo menos por hoy...

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Queda bien que haga un comentario al respecto? Va a quedar melosisimo, asi que me abstengo...
Solo gracias, mi amor, por compartir cada dia tu dulzura conmigo... No puedo pedir nada más... Te amo muchisimo, vos encontraste las palabras para decirlo, pero yo que soy un poco más cuadrada no, así que espero que mis abrazos y mis popos te lo digan! Me hacés realmente muy feliz...