Ernestina", y más. Esta es una colaboración con la agencia de
comunicación Rodolfo Walsh.
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No es una historia más de la dictadura. Aunque parezca un Mundial de
Fútbol, lo ocurrido en junio de 1978 es una sombra que se desliza por
todos los hogares argentinos. Es curioso. Casi no existen símbolos en
las ciudades que recuerden aquella Copa. Dicen que en algún pueblo del
Norte un hotel aún lleva el nombre "Mundial 78". En Buenos Aires,
cuesta hallar un gauchito, un poster de los campeones. Que les
pregunten a los jugadores del seleccionado que capitaneaba Passarella
cuánto tiempo tendrá que transcurrir para que no sientan la condena
que acompaña cada reportaje sobre 1978. Ni toda el agua bendita del
mundo alcanzará para lavar las culpas de un hecho deportivo que a
todos nos parece intragable.
En pocos días se jugará en River "La otra final, el partido por la
vida y los derechos humanos". Será el 29 de junio. El instituto
"Espacio para la memoria" intentará que el match entre futbolistas de
hoy vs. Estrellas de ayer sea "un evento que permitirá difundir lo que
se intentó tapar con el fútbol en la Argentina de la dictadura
militar: los campos de concentración como la ESMA, que funcionó a
pocas cuadras del estadio de River, y las denuncias que se hacían en
el exterior por violaciones a los derechos humanos".
Si el país decidiera prestarle atención a este encuentro, podríamos
hablar del inicio de un reconocimiento colectivo que buena falta nos
hace. El fútbol y sus dirigentes y protagonistas (con las excepciones
del caso) jamás le pidieron perdón a los desaparecidos. Que tres
décadas después tengamos la fortuna de escuchar las primeras voces
sobre el tema estará bueno.
Pero que se nos permita una duda. O más.
¿Pedirá perdón Julio Humberto Grondona el presidente de la AFA desde
1979, que un año antes era el tesorero de la Asociación durante los
tiempos de la canilla libre de dólares?
¿Pedirá disculpas la Editorial Atlántida por la triste carta inventada
al capitán de la selección holandesa en la que el jugador le decía a
su hija que de los fusiles de los soldados argentinos salían flores?
¿Hará un acto de contrición el entrenador Menotti por no haber
aprovechado su momento de gloria para repudiar a los militares?
¿Deplorarán los dueños de los medios de comunicación sus editoriales
nacionalistas y mentirosos de entonces?
¿Pondrá Sergio Renán las cosas en su sitio y recomendará que su
película "La Fiesta de Todos" sea exhibida varias veces en la TV
Pública bajo una leyenda que diga "así no debe hacerse nunca más el
cine argentino?
¿Se inmolará Félix Luna cuando observe la filmación en la que se lo
aprecia arriba de un balcón mientras caen papelitos y se afirma que
los argentinos ganamos el Mundial para demostrarle al mundo qué buenos
somos?
¿Reclamará Ernesto Sábato un cura y un confesionario para decirles que
se averguenza de haber cerrado la ceremonia de premiación de los
campeones con todos los uniformados en las bien servidas mesas?
¿Editará el Comité Ejecutivo de la AFA un nuevo libro de Memorias
señalando que uno de los más grandes errores de nuestro deporte fue
promocionar al marino Carlos Lacaste como representante argentino en
los estrados de la FIFA aún en los tiempos democráticos?
¿Renunciará al Comité Olímpico Argentino (COA) su presidente Julio
Cassanello, ex intendente de Quilmes durante la dictadura y quien
dentro de unas semanas presidirá la delegación celeste y blanca que
concurrirá a los Juegos Olímpicos de China 2008?
¿Seremos capaces de reconocer como sociedad que durante el frío mes
de junio fuimos algo así como preservativos de un régimen verde oliva
que usó el Mundial para mostrarnos derechos y humanos?
¿Revelaran los popes de la publicidad argentina los nombres y
apellidos de los autores de las odiosas frases que engalanaban
nuestras infantiles y adolescentes horas frente a la TV? ("Los
argentinos somos derechos y humanos", "Argentina país de paz"
"Argentina trabaja y avanza")
¿No deberíamos golpear las puertas de la sucia FIFA y devolverles la
sucia Copa del Mundo 78?
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Fuentes: Agencia de Comunicación Rodolfo Walsh